«Que el bosque no te impida ver el árbol», nuevo artículo en @redaccionmedica

Dice una frase proverbial que “los árboles no dejan ver el bosque”, lo que significa que alguien no puede ver un asunto o una situación en su conjunto porque está prestando atención a los detalles. Hoy en el título de este artículo doy lo vuelta a la frase, no es un error, para decir que, detrás de una generalidad, siempre puede haber una excepción que se debe observar.

Estamos inmersos en una batalla compleja que debate sobre las normas que regulan la relación entre los médicos/facultativos y la administración. Se negocia una modificación del Estatuto Marco; se abre la posibilidad, ya cierta en Madrid, de acceso por concurso y olvidando el tradicional concurso oposición; se entra en la clasificación de los grupos profesionales (enfermería pide ser A1, médicos A1+…), etc. Cambios que en todo caso se harían sin modificar lo importante, la necesidad de abordar el gran reto de llegar a un modelo de relación laboral propia para el médico/facultativo. Volviendo el principio, una excepción que se debe observar, un árbol que debemos mirar abstrayéndonos del conjunto del bosque.

Hace tiempo que vengo diciendo que es imprescindible abordar el cambio de modelo, que el encorsetamiento al que nos somete el Estatuto Marco y el Estatuto Básico del Empleado Público hace muy complicada la gestión de los recursos humanos, especialmente la de médicos/facultativos, del Sistema Nacional de Salud.

La negociación de cambios en el Estatuto Marco, junto a la Administración y resto de profesionales sanitarios, representados por organizaciones diversas, desde sindicatos profesionales a los de clase, con intereses poco comunes y diría que, hasta contrapuestos, es complicada y está abocada al fracaso, al menos en el sentido de hacer posible un gran cambio de modelo, posiblemente, la única solución ante el progresivo deterioro del Sistema de Salud.

Poco a poco vemos como sí hay cambio de modelo, por la fuerza de los hechos, pero solo en el principio básico del modelo de contratación. Lo de oposición con libre concurrencia respetando las bases fundamentales de la igualdad, el mérito y la capacidad, no se respeta en el ámbito de los facultativos de atención hospitalaria, por supuesto que hay algunas excepciones, pero no son la norma. Acceder a una plaza de adjunto sin haberte formado en ese hospital, sin ser cercano al jefe, si aun siendo acreditado y reconocido super especialista no te admiten, ¡a ver si ahora resulta que va a venir uno del hospital X a este hospital a decirnos como se hacen las cosas!, ¡cómo osas pedir esta plaza sin haberme pedido permiso!, “serás de los primeros de la OPE y pedirás este hospital, pero que sepas que vas al ambulatorio y por la tarde”… podría poner mas ejemplos y muchos se sentirán reflejados. Ni hay libre concurrencia real, ni se respeta lo de igualdad, mérito y capacidad.

Pero no es solo eso. ¿Dónde queda el derecho a la movilidad y traslado? Desde luego en el SERMAS no existe, no hay concursos desde 2001. No permiten traslados, no ya desde otros Servicios de Salud, ni siquiera dentro de los propios hospitales del SERMAS. Parece que ahora se vislumbra alguna posibilidad, pero no se ni cuando ni cómo se realizará, y preveo que quede en lo mínimo para poder decir que, como las meigas, “haberlas, haylas”.

Seguimos. Si la base del modelo, el acceso al trabajo, de hecho, ya está sometido a un evidente cambio, ¿por qué no hacerlo transparente, regularlo, o si se decide así “desregularlo” hasta permitir la libre contratación? No creo que aparentar hacerlo bien y mirar para otro lado sea la solución.


«Cambiemos el modelo de contratación, de retribución, de organización del trabajo, de lo contrario, seguiremos viendo cómo se nos van los jóvenes tras terminar su residencia»

Ahora se entra también en la reclasificación de grupos profesionales, soy A1, pues nosotros A1+… en el fondo no se trata solo de “reconocimiento”, detrás hay mucho más, hablamos de retribución, acceso a puestos de gestión, etc. El complejo mundo de las retribuciones, dentro del marco de “igualdad” del régimen funcionarial, estatutario o laboral público, que dificulta pagar por lo que se es, lo que se hace y como se hace. Imposible diferenciar entre profesionales de igual categoría, entre quien hace las cosas mejor y quien las hace peor. Solamente se “premia” a base de subterfugios, te doy una guardia más, te propongo “peonadas”, ahora las llaman pactos de gestión, etc. En todo caso, no tenemos un modelo que permita retribuir la excelencia.

Termino, no miremos el bosque, agudicemos la mirada y observemos un árbol, la excepción; pensemos que es lo mejor para el Sistema Sanitario, para sus profesionales médicos/facultativos; cambiemos el modelo de contratación, de retribución, de organización del trabajo, de lo contrario, seguiremos viendo cómo se nos van los jóvenes tras terminar su residencia, veremos cómo nos quedamos sin profesionales, llegaremos a la muerte del Sistema por el “éxito”, a una muerte por deterioro y abandono progresivo, siguiendo el debate y buscando soluciones basadas en mantener lo mismo, lo que ya sabemos que conduce al fracaso. Pasemos de un modelo basado en el siglo XIX a uno que se adapte a las necesidades del siglo XXI, la alta cualificación de los profesionales, admitir que son la base del sistema, haciendo posible que ser médico y ejercer de médico sea un aliciente, mimándoles y haciendo posible la competencia con países de nuestro entorno que aprecian lo que valen y les tratan como lo que son, excelentes médicos/facultativos.

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