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Cuarto avance de la Revista Madrileña de Medicina del mes de marzo de 2023 (ER 489)
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ACTUALIDAD. El Comité de Huelga de Atención Hospitalaria AMYTS-AFEM desconvoca la jornada de paro de este miércoles 22 de marzo tras avanzar en las negociaciones
24/03/2023 (12:36)
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ACTUALIDAD. Jornada de 35 h, el precio de las guardias…Daniel Bernabéu (presidente de AMYTS) explica las negociaciones con la Consejería de Sanidad
24/03/2023 (12:39)
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ACTUALIDAD. Informe de la Mesa Sectorial Extraordinaria de Sanidad del 22 de marzo de 2023
24/03/2023 (12:41)
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ACTUALIDAD. Ángela Hernández explica en una entrevista el acuerdo de desconvocatoria de huelga de Atención Primaria
24/03/2023 (12:44)
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ACTUALIDAD. Hoy domingo tenemos una cita muy importante: Manifestación por una Sanidad de calidad. ¡Te esperamos!
24/03/2023 (12:42)
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ACTUALIDAD. Resumen actualizado de la situación de los PAC
24/03/2023 (12:45)
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ACTUALIDAD. AMYTS en los medios: la desconvocatoria de la huelga hospitalaria copa el protagonismo mediático
24/03/2023 (13:21)
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ACTUALIDAD. CAJA DE RESISTENCIA para los compañeros/as en huelga de Atención Primaria. ¿Cómo solicitar?
24/03/2023 (13:24)
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ACTUALIDAD. El Pódcast de Julián Ezquerra | Una huelga que hace posible salvar Primaria
24/03/2023 (13:26)
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ACTUALIDAD. «Como decíamos ayer, reinventemos el Sistema Nacional de Salud», artículo de Julián Ezquerra en Redacción Médica
24/03/2023 (13:29)
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CON FIRMA. «Después de la huelga, hacia el futuro de la Atención Primaria», por Miguel Ángel García
24/03/2023 (13:00)
La huelga ha tratado de atar algunos pilares de un futuro aún complejo para la Atención Primaria, que todos deberíamos preparar
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CON FIRMA. «AMYTS acoge con expectación y cautela…», por Mª Isabel Calama
24/03/2023 (12:57)
Reflexionando sobre las peculiaridades de la Odontología en cuanto al cobro de TAS
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«Como decíamos ayer, reinventemos el Sistema Nacional de Salud», nuevo artículo en @redaccionmedica
Decía Henry Ford que “el fracaso es la oportunidad de comenzar de nuevo con más inteligencia”. Interesante frase para dar entrada a este nuevo artículo en relación con la necesidad de refundar un Sistema Nacional de Salud que necesita ser sometido a un profundo y más que necesario cambio. Con ello estoy dando por hecho que el modelo ha caducado, necesita de un profundo cambio, una actualización basada en algo que no sea continuismo y más de lo mismo. No es que el modelo sea un fracaso, sin duda no solo no lo ha sido, es que llegó a ser “el modelo”, la envidia de países de nuestro entorno, muy eficaz y, sobre todo, muy eficiente. Un modelo que con el menor gasto per cápita, con el menor % de PIB destinado a Sanidad, obtenía los mejores resultados en salud, una esperanza de vida a la cabeza del mundo, una de las menores tasas de mortalidad infantil, país líder en trasplantes, etc.
Nuestro problema es que tenemos un Sistema Sanitario que ha muerto de éxito, que nos negamos a reconocer que el modelo hay que replantearlo, que tanto los ciudadanos/pacientes como los profesionales ya no están contentos con este modelo; unos porque las listas de espera no dan satisfacción a sus demandas basadas en el modelo industrial del “Just in time” aplicado a la Sanidad; otros porque a los profesionales se les ha caído la venda que impedía ver que merecen otro trato, que hay países que nos quieren y reconocen, que el buenismo de los años 80 y posteriores ha terminado.
A mi juicio, tenemos un serio problema: no querer ver la realidad y no entender que esto necesita de un profundo cambio; que, de hacerlo de forma correcta, debería partir de la iniciativa de quienes tienen la capacidad para plantearlo y hacerlo con unos fundamentos y cimientos de derecho y leyes que lo blinden, además de hacerlo mediante un consenso político que permita dotarnos de un Sistema de Salud sólido y con posibilidad de supervivencia durante décadas. Pero esto no lo veo, el consenso político está lejano.
La necesidad de cambio es evidente y los profesionales lo ven, lo plantean e intentan hacerlo sin las bases legales, dando con ello problemas a toda la organización. Comencemos por lo más básico, los facultativos, cómo y quién accede a los puestos de trabajo, cómo se contrata, que tipo de contrato y vinculación laboral tenemos, cómo se evita de forma clara la norma sin que parezca que es un flagrante incumplimiento de lo establecido en ellas. ¿Alguien duda a estas alturas de que los principios de “igualdad, mérito y capacidad” en el acceso a los trabajos como facultativos, con excepciones por supuesto, son una farsa? No es tan evidente en el ámbito de la Atención Primaria, dónde los modelos de bolsas centralizadas de empleo y oposiciones/traslados más o menos regulares hacen que la tradición de modelo establecido sea más o menos real. Parece que no hay tanta discusión en este ámbito asistencial y hay cierto conformismo con el “sistema”.
Pero en el ámbito de la Atención Hospitalaria no es la misma situación la que se percibe. Servicios de Salud con muy escasas bolsas de empleo, dónde los traslados son una excepción, con oposiciones muy escasas, hacen que la “trampa” sea una norma que soslaya todo esto. Se contrata como eventual o interino a quien se quiere por parte del Servicio, a ser posible siempre uno de los “suyos”, de sus residentes. Se le mantiene años como no fijo, haciendo méritos y superespecializándose, haciéndole imprescindible para que llegado el momento de sacar “su plaza” a OPE, esta solo pueda ser ocupada por el que la venía ejerciendo. ¿Es esto lo que queremos? ¿Es esto lo mejor? No voy a entrar en ello ahora, solo decir que es lo que hay y parece que es lo que los facultativos y sus jefes quieren, también lo que desean los gestores y políticos que, no solo lo permiten y toleran, es que lo asumen sin ningún impedimento. Si políticos, gestores, jefes y profesionales es lo que quieren, ¿por qué no se legitima, se legaliza, se hacen las normas que lo regulen? Imagino la respuesta: “es lo que queremos y por eso lo hacemos, pero no nos atrevemos a regularlo por eso de aparentar trasparencia y libre concurso”.
«El Sistema de Salud se basa fundamentalmente en sus profesionales, son los únicos imprescindibles» |
El Sistema de Salud se basa fundamentalmente en sus profesionales, son los únicos imprescindibles. Por tanto, un servicio público que tienen como base a sus trabajadores, debe tener un modelo de gestión basado en ellos y, por tanto, deberíamos empezar por definir en que modelo de relación laboral sustentar el Sistema Sanitario. Después, hacer las Leyes para adecuarlo a la legalidad, para hacer que nadie pueda decir que todo se basa en mentiras y engaños, que no se cumple la norma para poder ser “agiles” y poder gestionar adaptándose a los cambios.
Concluyo. Insisto de nuevo en la necesidad de reinventar el Sistema Nacional de Salud, hacerlo desde las bases, comenzando por definir cómo se vincula a las piezas básicas del mismo, los profesionales. Luego se definirían si todos son iguales o según las características de cada profesional es necesario normas específicas. Por tanto, siendo osado en mi afirmación y consciente de no ser admitido por muchos, planteo hacer un Sistema de Salud basado en los profesionales, haciendo que el modelo gire en torno a ellos y adaptando el Sistema a sus necesidades. Doy por supuesto que todo ello va en beneficio de unos ciudadanos pacientes, centro de atención del servicio y para los que se debe trabajar. Tenemos una “fuga de agua” en nuestro barco, nuestros profesionales, nuestros facultativos, se marchan; si no solucionamos de forma satisfactoria esta fuga, si solo ponemos parches, este barco se hunde definitivamente.
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«Los facultativos necesitamos una mesa de negociación propia: ¿Cruzamos el Rubicón?», nuevo artículo en @redaccionmedica
Un poco de historia para comenzar esta idea. Cuando César llegó a orillas del Rubicón y después de una pequeña reflexión acerca de lo que suponía franquear ese río, se decidió a vadearlo y dijo su famosa frase: Alea jacta est (La suerte está echada). Sabía que este hecho desataría la Guerra Civil contra Pompeyo. Era una decisión arriesgada, y la tomó.
Desde hace décadas, los facultativos estamos representados en las mesas sectoriales, sin faltar nunca, tras superar los diferentes procesos electorales que dan o quitan esa posibilidad, y lo hacemos con el voto de los trabajadores de los diferentes Servicios de Salud, que siempre apoyan a su sindicato profesional.
En breve, pues el 28 de mayo se celebran las elecciones Autonómicas, varias comunidades tendrán un nuevo Gobierno. Los ciudadanos debemos elegir. Y tras este acto tan trascendente, se formará un nuevo Gobierno, y en el estará presente el responsable de gestionar la Sanidad. A pesar de estar en precampaña, todos han dado ya a conocer las líneas generales de sus propuestas, han hecho declaración de intenciones en materia de Sanidad y por tanto debemos conceder el derecho a demostrar con actos lo que han anunciado en sus programas. Por ello, debemos ser respetuosos con las urnas, esperar a la constitución de los nuevos Gobiernos y, con ello, valorar si el continuismo o el posible cambio y las promesas electorales se objetivan en la mesa sectorial.
Pero ¿qué es la mesa sectorial? ¿para qué sirve? Una vez obtenido el derecho a sentarse en la mesa ¿qué hacemos? Y ahora tiene sentido la pregunta del titular, ¿cruzamos el Rubicón? Me explico.
«Las mesas sectoriales se han convertido en un órgano de negociación teórico, en el que la Administración de forma rutinaria informa, propone y dispone» |
Cruzar el Rubicón debe interpretarse como “tener el derecho a estar en mesa sectorial, pero no sentarse”, o que quién acuda a las mesas sea un mero “secretario” que tome notas y no tenga capacidad de firma. Difícil decisión, trascendente, pero también una apuesta de futuro y un paso al frente en el camino de nuestra reivindicación ya conocida de tener un foro propio de negociación. Jugamos con unas reglas de juego que no están pensadas para los sindicatos profesionales, más bien todo lo contrario. Las normas impiden que tengamos la fuerza real que tenemos, haciendo que siempre seamos actores secundarios. Todo está pensado para favorecer a las organizaciones sindicales denominadas de “clase”, y no a todas, pues en este trato especial solo hay 2 organizaciones.
Veamos que es la mesa sectorial. Las Sectoriales son mesas de “negociación”, en el caso nuestro, sobre Sanidad. Pero ¿cuál es la realidad? Las mesas se han convertido en un órgano de negociación teórico, en el que la Administración de forma rutinaria informa, propone y dispone, y en la que las organizaciones profesionales tienen acceso a esta información, a protestar, a exponer sus opiniones, a incorporar algunas propuestas y, en definitiva, a estar al día de lo que acontece, pero no a influir de forma decisiva en el devenir de la Sanidad. La mesa entra en materia propia de las Gerencias, pues estas han perdido la capacidad de gestión, centralizándose en la Dirección General de RRHH todas las decisiones, hurtando la capacidad de gestión y representación a nivel de las áreas y Centros Sanitarios. Es cierto que estar ahí es importante, es tener acceso a datos e información, y es poder tener influencia y capacidad para hacer llegar a la Administración nuestros problemas, nuestras reivindicaciones y nuestras alternativas. Otra cosa es que esto sea insuficiente y, además, poco entendido por los profesionales. Pero no estar en estas Mesas supone perder estos “privilegios” y, por ello, todos intentan y tienen como objetivo tener el derecho a sentarse en una silla de esta mesa. Fuera de la mesa hace mucho frio.
Bien, los sindicatos médicos ya tienen ganado ese derecho y estoy absolutamente convencido que será de nuevo refrendado en las próximas elecciones sindicales. Y lo tiene con el respaldo de las urnas, en las que los profesionales, con sus votos, deciden que así sea. Pero ahora me hago de nuevo la gran pregunta: ¿cruzamos el Rubicón? ¿Dejamos nuestra silla vacía?, ¿con su derecho, espacio y reserva correspondiente, pero vacía? Esta es la gran pregunta. ¿Forzamos a la Administración a sentarse para hablar de nuestros asuntos laborales al margen de esta mesa? ¿Acordamos fuera y refrendamos en la mesa? Esta dinámica es ya un hecho habitual, pero no reconocido por las partes, y todos lo sabemos. ¿Qué impide hacerlo con luz y taquígrafos? Debemos creer en nosotros mismos, en nuestra fuerza y nuestra representatividad. Por ello, creo que sería una apuesta arriesgada, pero de probable éxito dar este paso. Sería temerario por parte de la Administración hacer cambios, reformas laborales, acuerdos, etc. sobre Sanidad y sus profesionales Facultativos sin nuestro consenso y participación.
Este paso es un riesgo, seguro. Las organizaciones sindicales de clase, nuestros compañeros de mesa, nos criticarán, nos llamarán “casta”, “clasistas”, “élite”, y otras lindezas, pero con ello contamos. Creo llegado el momento de preguntar a todos los facultativos sobre esta cuestión. Ser valientes y ahora que están de moda los “referéndum” y abundan las votaciones, hacerse esta pregunta y en función de la repuesta, marcar nuestro camino durante los próximos años.
Lo que propongo es complicado, arriesgado, incierto, aunque solo es un órdago con red, sería una apuesta sobre seguro pues nuestra silla y el derecho a sentarse en ella siempre estaría ahí.
He defendido y escrito sobre la necesidad de cambiar un Sistema Nacional de Salud que agoniza y requiere de intervenciones urgentes, entre ellas dos imprescindibles, un Estatuto propio del personal Facultativo y una mesa de negociación propia. Yo ya no estoy en este juego, soy un simple y sencillo jubilado con cierta experiencia, pero por esto mismo me atrevo a plantearme la pregunta y responderla, en este caso afirmando que si que tenemos que cruzar el Rubicón. Entiendo que para mi es fácil decirlo, no tanto para quienes tienen que tomar una decisión tan arriesgada. Y sería necesario que esta decisión fuera igual en los 17 “Subsistemas Nacionales de Salud”, todos bajo el paraguas de un sindicato profesional en el que están confederados los de cada Autonomía. En esto es necesario alcanzar el acuerdo unánime.
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El «tu también, Bruto, hijo mío» ahora es «no entras en la lista, no contamos contigo»
Estamos cerca de unas elecciones autonómicas y municipales, momento complicado para los partidos políticos, momentos de incertidumbre y nerviosismo. Mucho poder en juego, acceso a puestos de «trabajo» fáciles, bien remunerados, con prevendas varias, posibilidad de coche oficial, de pisar moqueta y calentar sillas.
La política es así, un juego en el que se reparten cuotas de poder, acceso a tener posibilidad de regular la convivencia, establecer criterios de vida, ser líderes o ser villanos. Ganar o perder no es solo cuestión de números, de votos, se seguimiento, es tener «el poder» de una Autonomía o de un municipio, con todo lo que ello supone.
Ser quien maneja los presupuestos, quien decide que obras se hacen y a quien se adjudican, dónde se pone una escuela, un centro de salud o una carretera. No es poca cosa, es mover dinero, es tener posibilidades de «corromper» y ser «corrompido», entrar en el terreno de la corrupción que afecta a todos los que llegan al poder.
Pero antes de llegar al día del voto, los partidos tienen que elaborar las listas electorales, unas listas en las que la decisión no está en los afiliados, solo depende de filias o fobias, de pagos o pases de factura por parte de quien sea en cada momento el «líder supremo» en cada partido.
Es el momento de quitarse de encima a quien no te pasa la mano por el hombro, a quién se postuló a favor de otro, a quién es de otra cuerda o corriente dentro del partido, a quién puede hacer sombra al líder del momento, a quién no es de los que hacen reverencias, quién no aplaude de forma efusiva las ocurrencias del líder, etc. Es la hora de pagar deudas, de recibir esas puñaladas traperas de los suyos, ser la diana del fuego amigo.
Como decía en el titular, ya en este siglo XXI, no se lleva eso de apuñalar en el sentido literal, se «asesina» políticamente de otra forma y el «tu también, Bruto, hijo mío» ahora es «no entras en la lista, no contamos contigo».
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«Cuando el problema se soluciona con un parche, el problema continúa», nuevo artículo en @redaccionmedica
Cuando el problema se soluciona con un parche, el problema continúa
Para Patrick Ness, “decir que no tienes otra opción es liberarte a ti mismo de la responsabilidad”. Cuando ves que la Sanidad está en plena decadencia, que vive en un modelo y un sistema que agoniza, que nadie se ha planteado seriamente acometer en profundidad la posibilidad de hacer una reforma que garantice su viabilidad por otros 25-30 años, más allá de unos pocos que lanzamos ideas, propuestas, iniciativas, pero sin tener opciones de implementarlas, y que todas las “autoridades” sanitarias hacen lo mismo, poner parches para evitar las múltiples fugas de agua de un Sistema que se hunde, esta frase que inicia este artículo es más que válida para entender el sentido de lo que quiero decir. Que la opción sea poner parches, lo único que hace es liberar al político de sus responsabilidades.
Por si alguien no entiende aún de lo que estoy hablando, lo digo de forma más clara. Las diferentes Comunidades Autónomas han estado, están o estarán inmersas en unas huelgas por la defensa de una Atención Primaria de calidad, digna, que de un servicio al paciente en las condiciones que siempre se han entendido mejores, es decir, longitudinalidad, cercanía, accesibilidad, etc. Todo ello, en estos momentos, una quimera en el conjunto del Sistema Nacional de Salud. Esperas, falta de médicos de familia y pediatras, servicios saturados, una burocracia que come el tiempo de consulta, servicios que cada día se quedan como testimoniales tras haberse incorporado con esfuerzo y entusiasmo a la par que con buena acogida por profesionales y pacientes como, por ejemplo, cirugía menor e infiltraciones, ecografía, etc., todo ello está pasando a ser un bonito recuerdo de lo que fuimos y podíamos llegar a ser.
Consultas sin límite, tiempos dedicados al paciente que hacen que aquello de que “yo no he visto al paciente, es el paciente el que me ha visto a mi” sea una realidad, es cada vez más la norma y no la excepción. Para llegar a esta situación han tenido que confluir dos cosas, una es la alta demanda de los pacientes, la cada día mayor dependencia de los cuidados profesionales, y otra la falta de médicos de familia y pediatras. Esto último es constatar una evidencia que no es otra que nuestros insignes gobernantes, nuestros políticos y no quiero pensar que los técnicos también han obviado lo que sabíamos que pasaría. Cualquiera con un mínimo de idea y formación podría haber visto que el horizonte era tenebroso, sabemos las edades de los profesionales, conocemos que el periodo para formarles es de unos 11-12 años, conocíamos el cataclismo que íbamos a sufrir si no se ponían soluciones y una planificación adecuada de las necesidades. Y no se ha hecho nada.
«¿Cómo se cierran los conflictos? ¿Qué acuerdo es el que se impone? Basta analizar lo que ya se ha publicado para ver claramente que lo que se ha firmado es una ‘patada a seguir’, perpetuar el problema» |
Así años y años, décadas, hasta que todo estalla, las costuras del Sistema revientan, la Atención Primaria depauperada tiene que hacer frente a la crisis de la Covid-19, también los hospitales, pero esto da para otra reflexión, y llegamos a la situación actual. Conflictos en varias Comunidades Autónomas, mesas de negociación, búsqueda de soluciones, acuerdos en casi todas, ya sabemos que Madrid es incapaz de dar una solución acordada y se alarga la huelga por interés del propio Gobierno y no de los convocantes de la huelga, esa es mi teoría, por supuesto contraria a la de la Administración y sus fieles medios de colaboración mediática, pero bueno es mi idea y lo digo.
Y ¿cómo se cierran los conflictos? ¿Qué acuerdo es el que se impone? Basta analizar lo que ya se ha publicado para ver claramente que lo que se ha firmado es una “patada a seguir”, perpetuar el problema, seguir sin apostar por regular el exceso de demanda y la desburocratización, por fomentar los autocuidados, por incentivar a los médicos para evitar su huida a otros ámbitos asistenciales y, lo que es aún peor, por marcharse a otros países.
La idea estrella no pasa por ser un parche que intenta tapar una vía de agua que requiere algo más que aceptar la vuelta a la esclavitud en el ejercicio de la Medicina, jornadas de 11 horas es retroceder en derechos y garantías, para profesionales y pacientes. Hacer tu jornada de 7 horas y después esas “agendas de rebosamiento” en otras 4 horas más, no es una solución ni es digno para los profesionales.
Claro que entre esto y adentrarnos en las aguas profundas de la “Sanidad líquida” y el modelo de “Atención Primaria pura de enfermería” escuchado en un audio de un consejero que todos conocemos, me quedo con el mal menor del parche que evidencia que se han quitado la responsabilidad. Y, para terminar, todos los que no quieran asumir sus responsabilidades, que dimitan o se les cese, que dejen paso a quienes tienen ideas, iniciativas y valor para presentarlas e implantarlas. Más gente competente y comprometida y menos “calientasillones” y “pisamoquetas”.